"Música y derechos de autor: una perspectiva histórica", por Luis Ibáñez


En primer lugar, me gustaría dejar claro que este post no tiene demasiado que ver con las actividades de Utopía y Educación, aunque en mi opinión sí con su filosofía. Pero eso es solo mi opinión. Y por eso me gustaría que cualquier atribución de autoría, respuesta o reclamación se hiciera solamente a título personal.

Se me ocurre hacer este post después de leer la ya famosa Carta de Teddy Bautista en la SGAE, y sobre todo
a partir de la lectura del artículo sobre "Ciencia y derechos de autor", de Daniel Manzano, en respuesta a Teddy Bautista.

Echo en falta, en todo este debate y revuelo en torno a los derechos de autor, la música (o más bien, la industria de la música) y la Ley Sinde, referencias a la perspectiva histórica de la música: la musicología. También es cierto que lo que a continuación escribo parece más bien "Musicología para ignorantes", pues cualquier persona con un mínimo de cultura musical sabe todas esas cosas, pero no pretenden ser mas que un cúmulo de pruebas (obviedades musicales y musicológicas) que arrojar encima de la mesa.

En la antigüedad grecolatina, la música estaba unida de modo indivisible a la poesía y la danza, de tal manera que se utilizaba una única palabra para las tres cosas. No había forma de escribir la música ni registrarla, por lo que solamente existía la "tradición oral", igual que hasta bien entrada la edad media (siglo IX), y en todas las culturas y músicas "no occidentales": música árabe, flamenco, músicas tradicionales europeas, música oriental, música de la India, música africana... La música se considera aquí unida a una finalidad no puramente artística: para pasarlo bien, para ceremonias religiosas, para la vida cotidiana, para educar, para aliviar el dolor, para nacimientos o enterramientos, para hacer más leve el trabajo físico, para dormir a un bebé, para los juegos infantiles, para cuando la gente se emborrachaba... Nunca como un espectáculo con valor en sí mismo, con un público pasivo y un "creador" en un escenario.

En la Edad Media, los únicos que se preocuparon por registrar por escrito el sonido fue la Iglesia Católica, en su afán por unificar el canto de toda la cristiandad. Y así es como surge la escritura musical. Es curioso, que una entidad tan "democrática" como la iglesia sea la primera preocupada en "preservar" la música, en "controlar" la música que llega y no llega a las iglesias. Se perdieron cientos, tal vez miles de cantos autóctonos. El único beneficio fue que tenemos una escritura musical, que no es poco.

Pero incluso en la iglesia, estaba PROHIBIDO ser original, desde la Edad Media hasta el Concilio Vaticano II (1959), de modo que lo que hicieron maestros de capilla, organistas, músicos y compositores fue VERSIONAR, reelaborar, desarrollar... las antiguas melodías gregorianas. ¿Pagarían derechos de autor por ello?

En el ámbito de la vida cotidiana, la música del pueblo seguía (y siguió durante muchos siglos) sin escribirse. Y la música cortesana, rara vez se escribía. Estaba muy bien visto, también, remitirse a canciones conocidas, versionarlas, canciones que la mayoría de las veces se desconocía su autor. O como en el caso de las Cantigas de Alfonso X, se ponía el nombre del noble que las encarga recopilar. Y nadie exige ningún tipo de derecho sobre ellas.

En el Renacimiento, el Barroco e incluso el Clasicismo (siglos XV-XVI hasta el XVIII), el músico es todavía considerado un mero sirviente de la nobleza o la iglesia. Está más o menos a la misma altura que un buen jardinero, un buen amo de llaves, o un buen cocinero. Y está muy bien visto todavía improvisar sobre otras canciones, sobre otras melodías, hacer "Diferencias", "Variaciones", esquemas que se repetían una y otra vez (bajo contínuo barroco, por ejemplo)... Nadie reclama "¡Eh, que eso lo he inventado yo!"

Es solamente a partir de principios del siglo XIX, a partir de la obra de Beethoven y sus coetáneos, cuando empieza a forjarse la imagen romática del "genio creador, que tiene un mensaje único que dar a la humanidad, y que por tanto ese mensaje hay que respetarlo". Eso va a hacer que aparezca una cierta "industria" musical burguesa, consistente en la venta de partituras, la venta de pianos, la asistencia a la ópera... y también las "músicas de salón" (valses y otros bailes de sociedad), que son los antecesores de nuestras actuales músicas populares urbanas.

A principios del siglo XX, esta filosofía es abandonada por la mayoría de los creadores de música culta, surgiendo corrientes de crítica social (expresionismo y atonalidad), utilización de ruidos (futurismo), crear sensaciones (impresionismo), música "de mobiliario" (Satie y el grupo de los seis)... y más adelante juegos musicales (música aleatoria), experimentos con la grabación del sonido (música concreta, electrónica y electroacústica), simplicidad extrema (minimalismo)...

Ese mismo principio del siglo XX es la época en que se "divorcian" definitivamente las músicas populares urbanas (con el Jazz a la cabeza) de la música culta y las músicas tradicionales, o de tradición oral. Sucesivamente, con el paso de los años, se irá construyendo toda una poderosísima industria en torno a estilos "más o menos" novedosos. Ahí están estilos como el Rock and Roll, los derivados del Jazz, el folk, el pop, el hip-hop, el heavy... y otros estilos que son inventados periódicamente por la industria para hacernos creer que son nuevos, como ocurre con la mayoría de subestilos existentes en el Rock, o con casi todos los subestilos de la música de discoteca. No son estilos "en sí". No tienen entidad suficiente como para ser considerados estilos aparte. Son resultado del circo de la industria.

Entonces, y por no extenderme... REFLEXIONES FINALES:

  • Las músicas populares urbanas han explotado al máximo la figura del "genio creador", de modo que actualmente, cualquier modelito bien peinado y bien vestido se convierte en un genio por obra y gracia del mercado. No, probablemente ni Alejandro Sanz, ni Teddy Bautista, ni yo mismo, pasaremos a la historia. Del Clasicismo, por ejemplo, la mayoría de la gente recuerda a Haydn, Mozart y Beethoven (su primer periodo), ¿no había más músicos? Por supuesto que sí, pero estos solo estos tres permanecerán en la memoria colectiva de la mayor parte de la población.
  • La juventud se encuentra muchísimas veces (lo compruebo, como profesor de música) engañada por esa industria, que fabrica novedades y necesidades a cada momento. Ahí estamos algunos intentando separar la paja del trigo. Y eso sí: es totalmente respetable que uno escuche porquerías (yo también lo hago, a veces), pero siendo consciente de lo que escucha. Mucha de esa juventud cree de verdad que en las listas de éxitos están los mejores, y que hay nuevos "grandes creadores" cada año. Son manipulados por intereses puramente comerciales. Por tanto, no entiendo muy bien qué clase de legitimidad tienen ustedes para hablar de cultura, arte, o compararse con la ciencia. Compárense mejor, por ejemplo, con los anuncios de detergente (con perdón hacia esas marcas tan respetables que tan adecuadamente limpian nuestra ropa). Sería mucho más serio.
  • El 90 % de los músicos y cantantes de este país no viven de la venta de discos, ni del famoso canon, ni de la SGAE, sino de sus conciertos, a veces dan clases de música, participan en festivales... Sinceramente, no creo que la opinión de un 10 % merezca la pena ser considerada. Hagan sus cuentas: miles de músicos terminan su carrera en los Conservatorios, en Escuelas de Música, tocan en Bandas, en Rondallas, adolescentes montan sus grupos, gente que toca en los bares de las ciudades, gente que toca en el metro, músicos de orquestas clásicas y no clásicas... ¿O ME VAN A DECIR USTEDES QUE NO SE REFIEREN A ESOS MÚSICOS? ¿SÓLO LOS QUE GANAN DINERO, ENTONCES, MERECEN SER CONSIDERADOS?
  • Dos mil quinientos años de civilización, muchos más de humanidad, tres cuartas partes del mundo donde no se graba la música ni se registra en ningún formato, sólo cien años en que se veneraba al "genio creador" y otros cien donde ese genio "es inventado" artificialmente... NO, LA MÚSICA NO VA A DESAPARECER. LA HISTORIA NOS LO DICE.
  • La música NO VA A DESAPARECER, sino un modelo que ha llegado, en el marco de esta sociedad de consumo, a vendernos humo, vendernos "música basura" a cada paso.
  • Los músicos NO VAN A DESAPARECER, porque existen desde el principio de los tiempos, y seguirán existiendo, a pesar de la SGAE.
  • Los grupos y cantantes de músicas "modernas" (las que más arriba denominé "músicas populares urbanas") NO VAN A DESAPARECER, sino que probablemente tendrán más posibilidades, al no estar sujetos a estudios de mercado y criterios de venta (nunca de calidad musical) de la industria discográfica.
  • La radio, internet y los medios de comunicación, SE VAN A ENRIQUECER CULTURALMENTE, ya que si desapareciera la industria musical tendrían acceso y promoverían miles de músicas y músicos distintos, no solamente los que interesen a determinadas industrias a golpe de billetera.

No es mi deseo que la gente no tenga de qué vivir. Tal vez sea el momento de buscar soluciones creativas para esas personas. Pero eso sí, quiero manifestarme absolutamente A FAVOR (en este caso) de que los tiempos cambien, de que se camine de nuevo a la valoración de la música como arte, y no como mercado, a una democratización del acceso y la libre elección de músicas (no lo que sucede hoy por hoy en la industria musical y los medios de comunicación asociados), y a que las generaciones venideras escuchen y conozcan muchas más músicas que las que hoy por hoy se les permite.


5 comentarios - Click aquí para comentar :

Javier dijo...

Me ha gustado mucho el artículo. Buena reflexión.

Nicolasa Quidman dijo...

Genial revisión histórica, y no me ha resultado ni largo ni tedioso (bueno, largo sí, pero porque me entretenían en tuiter)

Comparto todo menos una cosa: son ellos los que deben buscarse oportunidades, como todos los demás seres de este mundo, y con la misma ayuda.

¡¡¡Lo del detergente me ha parecido genial!!!

Un abrazo,

Maria

THESLF dijo...

Y llego el negro en su penar, para reivindicarse entre algodones.
Cantando cual juglar sus emociones.
Cegados en las letras del nuevo viento, del nuevo invento. Los salvadores de la tierra, comen de ella y a expensas de que, su semilla vacía en fundamentos. Mantenga estable su hipocresía. A costa de su Honorable pero insuficiente melodía.

Perfecto D. Luis.

Muy amable.

Salud y paz...ciencia.

Globalitikus dijo...

Estoy completamente de acuerdo con el articulo, aunque añadiria el hecho de que el sistema de recaudación de las sociedades de gestión es tremendamente injusto, premia la banalidad y castiga la investigación y la calidad. Poniendo un ejemplo un jingle publicitario de 15 segundos o una sintonia de cabecera o una cancioncilla, puede recaudar miles o millones de €/$, mientras que una Sinfonia o un Concierto apenas 25€ ,las poquisimas veces que se interpreta o se transmite - (contando que las Orquestas mantienen un repertorio clásico cerrado a los nuevos creadores) de las que el autor en teoria recibe no llega a 6€ .. ¿Quién si no es por amor al arte desarrolla un trabajo similar -de meses o años-esperando tan poca retribución?
un SALUDO LUIS!
prof. Antonio Rodriguez Sellés (Toni Pep)

Quasiangel dijo...

Abundo en vuestras reflexiones.
Hace años, bastantes para recordar con exactitud, leí un artículo en una revista que estuvo poco tiempo en la calle: 'Total', en él la reflexión era sobre cómo la progresiva complejidad en la creación (literaria en ese caso) se debía al hecho no fortuito de establecer diferencias entre el pueblo y la nobleza, clase baja y clase alta... Esto es, cuando las clase baja va accediendo y adoptando una determinada forma de creación, hasta ese momento monopolio de la alta, y culta (no se olvide), la de las alturas (en el monte Parnaso) renueva las formas de crear, complicando las existentes, hasta que otra vez el pueblo, tan vulgar siempre, accede a ellas... Ad infinitum.
El asunto, claro, es facilitar el acceso a la cultura; lo que se conseguiría si se hiciese caso a pies juntillas de la leyenda que llevan muchos libros desde hace años: "Queda rigurosamente prohibida, sin la autorización escrita de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra [...] y la distribución de ella mediante alquiler o préstamo público." Llamo la atención sobre lo de 'distribución de ella mediante... préstamo público', eso es, el que no pueda comprar el libro ¡que se joooooo...robe!
¡Tres hurras por el acceso a la cultura! Al acceso libre me refiero.
Estos tiempos traerán otros.
Menos mal que en el monte además de Teddy Bautista hay orégano y que no reluce todo lo que es diminutivo de Ramón.