Aparece en escena el Proyecto Comunidades en nuestro IES


El cambio de equipo directivo y su actitud de apertura con respecto a otros proyectos (presentamos el proyecto TIC de la Junta de Andalucía, queríamos presentar el de Plurilingüismo, pensamos en presentar el proyecto “Espacio de Paz” y hoy por hoy ya formamos parte de un proyecto intercentros de este tipo, estamos modificando el ROF, etc… y en todos ellos figuraba el nombre de las personas que componen el equipo de dinamizadores de este Proyecto, independientemente de que aparecieran otras personas del claustro) nos llevó a proponer al equipo directivo y al resto del claustro el proyecto de transformación del centro en una comunidad de aprendizaje hacia principios de enero. El equipo directivo ha estado desde el principio apoyando el proyecto desde la óptica de que “todo lo que sea bueno para el centro, bienvenido sea…” Es fácil aventurar que en ese momento no eran muy conscientes de la envergadura de “Comunidades de Aprendizaje”, y probablemente nosotros tampoco lo éramos.

Tanto al equipo directivo como al resto del profesorado se le facilitó documentación tomada directamente de la página web de Comunidades de Aprendizaje, en que se detallaba la filosofía de este proyecto, las fases de implantación, algunos centros donde estaba funcionando, etc. Era una información muy básica a partir de la cual comenzaron a surgir las dudas: es bastante interesante pero todo es “muy abstracto”, por lo que no podíamos ver con claridad “¿cómo se lleva después a la práctica”, y más preguntas similares.

En vista del interés, las dudas, curiosidad y expectativas que se estaban creando, decidimos de manera conjunta el grupo y el equipo directivo, recibir 30 horas de sensibilización, siendo ahora conscientes de que el proyecto era bastante amplio y de que era necesaria una toma de contacto previa a través de un especialista antes de seguir adelante. De ahí la organización de la charla, que sería llevada a cabo por un miembro del CREA: la Doctora Marta Soler. El apoyo del Claustro a esta charla informativa fue unánime: en una reunión a la que asistieron 39 profesores y profesoras (de un total de 44), dieron el visto bueno y pusieron su nombre 35 en una especie de “preinscripción” mediante la que se comprometían a asistir.

En cualquier caso, desde entonces se creó una gran expectación en el Centro, aunque esto no significara que todos los profesores y profesoras hicieran por comprender algo más en profundidad el significado de este proyecto. Así pues, algunos compañeros continuaron durante bastante tiempo sin saber demasiado sobre Comunidades de Aprendizaje, preguntándose muchas cosas perfectamente comprensibles pero también, desde nuestro punto de vista, cultivando los miedos y reparos (también muchas veces lógicos) que ocasionan un cambio de esta envergadura.

Por nuestra parte, el grupo de investigación-acción continuó documentándose sobre Comunidades de Aprendizaje con artículos de Ramón Flecha, Rosa Valls, documentos de centros del País Vasco, sobre la implicación del Gobierno Vasco, materiales elaborados por el CREA, normativas de Aragón y Euskadi (que fueron solicitadas al CREA), y mediante la asistencia de Daniela Padua (de la Universidad de Almería) a una reunión del grupo. Cualquier cosa nueva que aprendíamos, cualquier observación, reflexión o intuición sobre Comunidades de Aprendizaje era trasladada directamente al equipo directivo (principalmente la directora) y en muchas ocasiones, dialogada con algún compañero o compañera del claustro. A veces esto nos desorientaba sobre algún punto en concreto; por ejemplo, un error al principio fue que pensábamos que Comunidades dividía a los alumnos por niveles, sacándolos en determinadas horas de su clase, cuando realmente es al contrario. Este punto fue bastante discutido con el equipo directivo, que decía que la división por niveles podría ser un desastre organizativo (“¡No tenemos ni profesores ni espacio!” “¿Quién hace los horarios?”, etc.).

Con el tiempo, muchos de estos errores y dudas desaparecieron y otros continuaron ahí pendientes de solución. De todos modos, esto es desde el punto de vista del grupo de investigación-acción y el equipo directivo. En el resto del claustro, continuó la expectación. Se trata de personas que “no se oponen” al proyecto, pero que necesitan un pequeño empujón para integrarse completamente, en muchos casos. A esto hay que unir el hecho de que casi el 50 % del claustro son interinos, con lo que la inseguridad se multiplica: si decidiamos embarcarnos en este proyecto, ¿cómo lo haríamos si el curso siguiente nos cambian casi la mitad de las personas? La estabilización del claustro es otro de los grandes temas hablados y comentados durante este tiempo. No lo consideramos ningún “regalo”, “privilegio” o “detalle” de la administración hacia este proyecto, sino algo completamente imprescindible si queremos que salga adelante.

Conscientes de que luego iríamos (si el claustro así lo deseaba) a las 30 horas de sensibilización), considerábamos también que esta “primera impresión” era crucial. Esta “revolución” no puede llevarse a cabo solamente por el profesorado y era necesario implicar desde el principio a toda la Comunidad. Entre otras cosas, queríamos poner de manifiesto hasta qué punto se implicarían (inicialmente) las instituciones, asociaciones y el voluntariado más cercano. Y también que fueran partícipes de esta transformación desde su germen. No queríamos que fuera un proyecto hecho por el profesorado del Centro y que luego avisáramos a los demás. Pretendíamos un proyecto de todos y todas desde el principio.

Y así fue como empezamos a contactar con instituciones, asociaciones, voluntariado, etc… Cuál fue nuestra sorpresa (de la gente del grupo de investigación) cuando todo el mundo se mostraba muy entusiasmado hacia el proyecto, confirmaban rápidamente su asistencia a la charla y no ofrecían el menor inconveniente en manifestar públicamente su apoyo al proyecto. Creemos que los motivos que llevaban a esta implicación eran:

  • Por convicción propia, porque consideran que sólo mediante la implicación de la comunidad se puede mejorar el entorno, las condiciones de vida y la calidad en educación.
  • Porque no se les pedía una gran cantidad de recursos ni humanos ni materiales, sino solamente el esfuerzo de coordinar los ya existentes.
  • Porque les animaba el hecho de que haya sido un claustro de profesores el que decida mover el tema.
  • Por la proyección externa: seríamos el primer centro de Andalucía en llevar a cabo un proyecto de esta envergadura.

Así, se fueron confirmando poco a poco la asistencia de personas, asociaciones y demás a la charla del día 22 de Febrero (miércoles). Asisten en total:

      • Los 35 profesores y profesoras comentados (otros se han animado a venir y a algunos les era imposible por la fecha, por lo que el número se mantiene), incluyendo el equipo directivo.
      • Nueve o diez padres y madres del AMPA del Centro. El interés y entusiasmo de la Asociación de Madres y Padres ha resultado enorme. Incluso elaboraron ya “motu propio” las aportaciones que ellos y ellas podrían hacer en caso de que se pusiera en marcha el proyecto. Esta hoja queda adjunta al final de este apartado.
      • Siete alumnos y alumnas del Centro, procedentes del Consejo Escolar y de distintas nacionalidades.
      • La Inspección educativa.
      • El Cento de Profesorado de El Ejido.
      • La Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de El Ejido, con tres técnicos.
      • La propia Concejala de Participación del Ayuntamiento de El Ejido.
      • La Concejalía de Participación del Ayuntamiento de Almería.
      • La Coordinadora en Almería de la Agencia Andaluza del Voluntariado.
      • La Unidad de Voluntariado de la Universidad de Almería.
      • El Instituto Andaluz de la Juventud.
      • La Fundación Secretariado Gitano.
      • El Instituto de Estudios Almerienses.
      • La Asociación de Sociólogos de la Educación.
      • El Imán de la Mezquita de Almería y el de la Mezquita de El Ejido (que pertenecen al “Centro de Imanes por la paz”).
      • Dos párrocos católicos de El Ejido.
      • Fueron invitadas también unas 42 asociaciones del municipio que consideramos interesantes para el proyecto, de las que asistieron alrededor de 30.

Montado este “revuelo” en el Centro, la expectación, como era de esperar, ha aumentó. El equipo directivo pareció “echar el freno” en esos días, poniendo más de manifiesto sus dudas. Se tenía la percepción de que luego “no podremos decir que no” a este proyecto. Y eso tiene su parte positiva y negativa. Unos días atrás explicábamos a la directora que la primera decisión es del Claustro, y que los contactos de instituciones, asociaciones y demás se mantendrían en muchos casos saliera o no el proyecto.

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