"La escuela ha muerto", por B. Lloyd



La escuela ha muerto.
El profesorado ha muerto, inerte, conformista
y encerrado en su aula, hermético e inamovible.

Las aulas han muerto,
sus paredes comenzaron a temblar y se desplomaron
cuando alguien rompió el orden de los pupitres
y amenazó con expulsar de allí al libro de texto.

Las directivas han muerto,
ahogadas en la burocracia,
aburridas, faltas de norte.

Las familias han muerto,
mientras que alguien intentó que accedieran a los centros
no sólo el día de la fiesta.

Los gobiernos han muerto,
sus políticas educativas eran egoístas,
iban y venían como las olas del mar.

La formación ha muerto,
hacía tiempo que ya no tenían a quién formar,
todo el mundo acumulaba méritos suficientes.

El alumnado no estaba allí,
se salvó porque hacia años que habitaba en otro espacio,
en otro tiempo.

La escuela ha muerto, de risa,
al oír decir a uno de sus maestros
que quería cambiar la escuela.

B. Lloyd
(Inspirado en un fragmento de la obra de F. Nietzsche, “Así habló Zaratustra”)


5 comentarios - Click aquí para comentar :

Red Utopía y Educación dijo...

Vale, de acuerdo, muy optimista no es, ni es que ofrezca muchas alternativas pedagógicas... Es solamente un texto denuncia, para recapacitar y buscar alternativas. ¿O tal vez sería mejor que terminásemos de destruir esta escuela y hacer otra completamente nueva, desde cero?

Anónimo dijo...

Yo estoy de acuerdo con gran parte de los comentarios que realiza el autor. Pienso que es una protesta enérgica a los sistemas educativos tradicionales. A como quienes queremos cambiar la escuela nos encontramos con grandes resistencias, incluso cómo nuestros compañeros y compañeras pueden llegar a dudar de que nuestras prácticas, las que rompen con lo tradicionalmente establecido, valgan para algo. Probablemente el autor es otra isla dentro de su centro que quiere cambiar su escuela y contempla como se le resiste todo el mundo. Creo que, como bien apuntas,si la escuela ha muerto es el momento de levantar la nueva escuela sobre sus ruinas, pero no olvidemos que quien se muere de risa es el propio sistema escolar que no se cree que un maestro o maestra, o un pequeño colectivo pueda llegar a conseguirlo: sus propios elementos (profesorado, directivas...) no creen posible el cambio. Me imagino a todos los agentes educativos que cita en cada uno de sus párrafos muertos de risa y señalando al incauto que quería cambiar la escuela. Esta imagen incita al profesional que desea el cambio a hacerse más fuerte con la ayuda de las y los demás y empezar a romper barreras. Interesante, al más puro estilo Nietzsche.

Anónimo dijo...

Hola! Perdón... alguien podría aportar datos sobre el autor?? Quién es o fue B. Lloyd? Agradezco desde ya cualquier información. Saludos.
Daniel.

Red Utopía y Educación dijo...

¡Hola! B. Lloyd es el pseudónimo de un compañero, que prefiere publicar bajo seudónimo. Por tanto, no podemos decir más... Gracias por la visita y el comentario ;-)

Un saludo.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con el cometario de Nietzsche la risa es para obtener cierto cambio en las educación